“Tú eres Pedro, y te daré las llaves
del reino
de los cielos”
“Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llamado Pedro.
Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a griegos y judíos.
Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio."
(Elog. del Martirologio Romano)
Estimada familia de san Francisco:
¡Cómo avanza el tiempo! Hoy quiero compartir con vosotros un sentimiento que me tiene atrapado: el sentimiento de alegría y de gratitud, este año, además, con el aliciente de poder vivirlo junto a vosotros.
Este
próximo lunes, veintiocho de junio, se cumplen trece años de mi ordenación
sacerdotal y al día siguiente, martes veintinueve de junio, solemnidad de los
santos apóstoles Pedro y Pablo, trece años, también, de la celebración de mi
Primera Misa. ¡Qué maravilla, trece años ya! No lo digo como algo meritorio por
mi parte, sino que, al contrario, son trece años dejando que el Señor actúe en
mí y me vaya configurando como persona y como sacerdote dispuesto a darlo todo
por todos cuantos me rodean. Son trece años de mucho sacrificio, entrega y
alegría. Trece años en los que habiendo pasado por momentos muy difíciles y
complicados no solo en el Ministerio sino en la propia vida y con la salud,
sobre todo, puedo hacer un balance positivo, más que positivo y afirmar que,
entregar mi vida a Cristo y a mis hermanos es lo más grande y hermoso que he
podido hacer. A día de hoy, sólo puedo estar agradecido a Dios porque va
trabajando en mí y me permite vivir este sacerdocio de la mejor manera que lo
entiendo y sé. Soy consciente de que, por culpa de mi pecado, de mi debilidad,
fallo… ¡mucho! Posiblemente, en muchas ocasiones, os haya hecho un daño que no
buscaba, os haya podido ofender o, simplemente, no haya cubierto vuestras
expectativas, ante todos estos acontecimientos y circunstancias permitidme que
os pida perdón y que sepáis que intento mejorar día tras día, que si esto ha
ocurrido en algún momento, que estoy convencido de que sí, podáis perdonarme
mis equivocaciones o mis limitaciones que en ocasiones, también por salud, no
me permiten llegar a todo lo que debería o creo que debería y eso que, para
vuestra tranquilidad, estoy estable y bien, pero no quita que de vez en cuando
tenga que pisar el freno y no poder estar en todo. Ruego, pues, que por todo
esto me podáis perdonar.